Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras .-

martes, 29 de mayo de 2012

"Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y, al ver el tumulto, unos que lloraban y otros que daban grandes gritos, entró y les dijo:
-¿Por qué este tumulto y estos llantos? La niña no ha muerto; está dormida.
Pero ellos se burlaban de él. Entonces, Jesús echó fuera a todos, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que lo acompañaban, y entró adonde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo:
-Talitha kum.
La niña se levantó al instante, y se puso a caminar, pues tenía doce años.Ellos se quedaron totalmente admirados. Y él les mandó con insistencia que nadie se enterara de lo sucedido, y les indicó que dieran de comer a la niña."




¿Cuántas veces nos hemos sentido así? ¿Cuántas veces nos sentimos que estamos muertos? Porque cuando uno muere, uno deja de sentir; y de la misma manera nos sentimos enfermos, cansados, y también muertos cuando no percibimos la presencia de Dios en nuestra vida... Pero ahí es donde Dios trasciende por sobre todas las cosas: podemos dejar de sentir, pero no morimos, porque Él sigue vivo dentro de nosotros. Él siempre va a estar dentro nuestro, por medio del Espíritu Santo, para no dejar que moramos, porque mientras siga vivo dentro nuestro, la vida no se acaba. Y nos dejó una herramienta más que importante: su hijo único. Por medio de Él, nos perdona de todas nuestras faltas y pecados, y nos salva de todo el mal que pueda existir en nuestras vidas. Pero no sólo nos basta con que seamos perdonados y salvados, sino también (como lo hace la niña) tenemos que despertarnos.
Tenemos que despertar, tenemos que romper con todo aquello que nos mantenía dormidos, y levantarnos... Porque, al fin y al cabo, eso es lo que le dijo a la niña: Talitha kum, que significa "niña, a ti te hablo, levántate". Y no sólo eso, también les dice a los padres que le dieran de comer, que se alimentara... En otras palabras, necesitamos también alimentarnos, para poder empezar a caminar y a recuperar fuerzas. Por eso también, en la última cena, nos dejo su cuerpo y su sangre, para llenarnos cuando nos sintamos vacíos, para alimentar nuestro cuerpo, alma y espíritu; para ser renovados en su amor.
Aunque a tu alrededor sientas ese tumulto, esos gritos y esos llantos que te alejen de Dios, o que no te dejen encontrarlo, o no encuentres la manera de hacerlo, Él va a venir a buscarte, para decirte "levántate", para tomarte de la mano y ayudarte a levantarte, pero hay que escucharlo y creer en Él. Y al igual que lo hicieron los padres de la niña y los que acompañaban a Jesús, tu comunidad y yo también estamos aquí para que, junto con Jesús, puedas abrir nuevamente los ojos y levantarte, para  acompañarte en todo momento, para darte la mano y ser tu apoyo, porque Él nos llamó, nos invitó a formar parte de tu vida, no como a la multitud que la sacó del cuarto, sino que nos tomó para que lo ayudemos, para ser un canal en donde puedas sentir que Él está presente y puedas vencer todo obstáculo y tribulación que pueda haber en tu vida.
Por eso, vamos a estar aquí, cerca tuyo, siempre, esperando a que puedas despertar, y cuando lo hagas, vamos a seguir ahí, para sostenerte y guiarte hacia Él, para que nunca más vuelvas a caer, a desfallecer, y sientas el gozo de vivir el amor de Dios todos los días.

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